La bucólica imagen del pastor acompañando a su ganado es cada vez más inusual. El auge de modelos de producción más competitivos y rentables han apartado a los pastores del campo y a las vacas de los pastos.
Los riesgos son muchos y los costes elevados, así que algunos ganaderos se ven obligados a abandonar el oficio que en muchas ocasiones aprendieron en el seno familiar. Por ese motivo, Ignacio Vallejo-Nágera, CEO Ixorigue, considera crucial «rentabilizar el pastoreo». Una idea que sueña con llevar a término introduciendo la tecnología en el campo para poner solución a una de las problemáticas más comunes de la ganadería extensiva: la dificultad para controlar al ganado durante los meses de pastoreo.
En el valle del Benasque, en el noreste aragonés, incrustado entre los escarpados montes del Pirineo español, más de 1000 vacas salen a pastar en los meses de verano. «A veces hay vacas que se pierden o partos que salen mal en mitad de la montaña», explica Vallejo. Así que en 2016, Barrabés.biz, HEMAV, empresa española de inteligencia artificial aplicada a la agricultura y Escarpinosa, la asociación de propietarios y ganaderos del Monte de Estós, en el valle de Benasque, unieron sus conocimientos para desarrollar un dispositivo que permitiera retransmitir información sobre la localización y la actividad física del animal mientras pastaba.
El resultado fue el Ixotrack, un collar para vacas que procesa esta información gracias a la conectividad LoRaWAN, la tecnología GPS y un acelerómetro, que detecta movimientos del animal tan precisos como el que hace al bajar la cabeza al suelo para pastar. Recopilada esta información, la reenvía a una plataforma de software a la que tiene acceso el pastor, además de enviarle una notificación por WhatsApp de los movimientos más significativos de los animales. Si bien la idea de geolocalizar al ganado a través de dispositivos GPS no es nueva, la innovación de Ixorigue está en aglutinar varias funciones en un mismo dispositivo que permite desde la geolocalización del animal hasta la detección de las fases de celo. Esta información, unida a los saberes tradicionales de los ganaderos, permitirían detectar, por ejemplo, el parto de una vaca horas antes de que ocurra. «Cuando una vaca va a parir se aleja del resto del ganado y se queda quieta. Si sabemos que lleva 9 meses preñada, podemos detectar cuando se ha puesto de parto y avisar al pastor por si se producen complicaciones».