La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, aseguró este domingo que el gobierno no considera conceder un rescate a los propietarios e inversores del Silicon Valley Bank (SVB) después de su histórica caída del pasado viernes. Yellen sostuvo “no se volverá a repetir” la situación que se produjo en el 2008 cuando la administración facilitó centenares de millones de dólares para evitar la ruptura del sistema financiero.

“Quiero dejarlo muy claro. Durante la crisis financiera hubo propietarios e inversores de grandes bancos que fueron rescatados, pero las reformas implantadas desde entones significan que no se puede repetir”, subrayó en la cadena CBS.

El colapso del SVB, al descubrir que le faltaban 2.250 millones para cuadrar su balance, provocó un seísmo en la industria tecnológica, que se apoyaba de forma crucial en esa entidad para sus negocios. Los reguladores federales tomaron cargo del banco mientras los ahorradores corrieron a sacar el dinero de sus cuentas. Se considera que retiraron 42.000 millones. Esto provocó el temor de que el daño se extendiera al sistema bancario en general.

La gran prueba será este lunes. Es el día marcado por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) en el que se supone que este organismo empezará a pagar la cobertura de 250.000 dólares por cada tenedor de cuentas. Sin embargo, muchos de los tenedores carecían de póliza de seguros, lo que despertó el miedo de que no haya manera de recuperar su dinero.

Yellen sostuvo que los estadounidenses deben confiar en la infraestructura bancaria. “Los estadounidenses debe sentirse confiados en la infraestructura bancaria que es segura y sana”, remarcó.

“He estado trabajando todo el fin de semana con los reguladores bancarios para diseñar las políticas adecuadas frente a esta situación”, insistió. “Queremos asegurarnos que los problemas que existen en un banco no crean contagio en otros”, reiteró. Yallen remarcó que se estaba controlando el sector para evitar que se produzca el efecto dominó.

El gobierno de Estados Unidos afrontó una profunda crítica por el rescate a los bancos en el 2008, tras la caída de Lehman Brothers. Muchos consideraron que la administración premió a los ricos ejecutivos y accionista por su conducta irresponsable y unas prácticas de inversión que contribuyeron a hundir la economía en aquel periodo.